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Intocable,
de Olivier Nakache y Eric Toledano

 

 

¿Qué es lo que hace tan especial a una película como para convertirla en la más taquillera de la historia del cine en habla no inglesa? ¿Cuál es la clave de un éxito tan rotundo como el que ha cosechado la aparentemente sencilla historia de Intocable? Olivier Nakache y Eric Toledano nos sumergen desde los trepidantes primeros planos en una situación de complicidad extrema entre dos personas. Este flashforward del comienzo es un anuncio de todo lo que será en adelante la película y su espíritu: dos seres humanos, dos situaciones con trasfondo verdaderamente trágico, y una resolución que se convierte en un canto al humor y a la vida. Y en una sencilla alabanza a la amistad.


No es esta, sin embargo, una amistad convencional. Driss y Philippe son dos polos opuestos. El primero es un inmigrante de Senegal que vive en Francia, y su desestructurada red familiar no podría haber propiciado en absoluto una existencia corriente. Ha tenido problemas con la justicia y recoge firmas en entrevistas para trabajos que no tiene ninguna intención de aceptar: simplemente, son su credencial para poder seguir cobrando el paro. Philippe, por su parte, es un francés acaudalado plenamente inserto en la sociedad, pero tras un accidente de parapente ha quedado tetrapléjico. Driss es joven, positivo; tiene la fuerza del optimismo. Philippe anda en su cincuentena, y no solo vive con las brutales limitaciones a las que le somete su parálisis: "Mi problema no es estar en la silla: es estar sin Alice", llega a confesar, recordando a su mujer fallecida.


Dotada de una brillante realización que se erige en metáfora del amor a Ia vida, en el film asistimos al nacimiento de la amistad entre ambos. Omar Sy como Driss (premio César 2011) y François Cluzet como Philippe, hacen creíble con su excelente interpretación una historia que está basada en hechos reales, y que fueron recogidos en un documental en 2004: A la vie à la mort. Driss no compadece a su paciente, como tampoco se compadece a sí mismo. Asume la realidad con tanta naturalidad que su actitud es una bofetada al respetadísimo rostro de la corrección política. Ios directores contrastan inteligentemente esa actitud del personaje con el de la sociedad estereotipada en la que cada persona lleva una máscara, oponiendo, así, lo políticamente correcto a lo sinceramente humano.


Quizá es por eso que Intocable se ha convertido en el éxito del año. TaI vez no sea la película de realización más espectacular ni la más original ni la más compleja, pero su tema nos atañe a todos: sus flechas estan dirigidas a lo más profundo, a Ia perentoria necesidad de afecto, a seres humanos hechos de necesidades y deseos. Y... ¿quién podría decir que en mayor o menor medida no comparta esa necesidad que nos muestra Intocable...?

 

Valoración * * * *

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